Tuesday, October 29, 2013

Musa

Estaba yo menesterosa de un dulce golpe de realidad. Entonces llegó, llegó "Ella", sin trastabillar en los jodidos pavellones del porvenir. Yo me encontraba revestida de angustias, empapada en juventud, cegada en gran magnitud.

Vaya, con un semblante de reina inglesa, con la nobleza, sin embargo, de un pobre mendigo. Mira que no miento cuando digo que su golpe abrió un camino descomunal de mil cosas nuevas en lo que un día llegué a nombrar vida

Ella vació mi mente en porfiadas palabras y poco a poco, uno a uno, me fui perdiendo en sus dédalos, en los míos; de las dos. Me fue abrazando un sopor en el pensamiento porque mi necesad no lograba comprenderla, mi altivez no me dejaba ver claro. Intenté con aspavientos amorosos conquistarla, siempre ridiculizando mis propios actos. 

Entonces, sólo entonces, súbitamente, descubrí el verdadero ser que había dentro de esa cumbre borrascosa, había calma, había vida pura; Ella es mente viva.

Yo, en cambio, sí trastabillé porque su magnitud asombraba, me dejó atónita desde el primer momento. Me volví entonces necesitada de sus ojos de canica que vislumbré con mis vagos recuerdos. Deseé apagar la vela en sus miradas oceánicas y sumergirme en el pellizco de sus labios.

Claro que todo esto es propio para que el indagante mundo lo sepa, pues quién querría perderse de esa risa mentirosa, risa que cuenta inocencia y canta amores. Esas dulces palabras no son para cualquiera, eso que quede bien claro. Sus misterios tampoco son para ser descubiertos por quien sea. 

Ella, simple y normalmente, Ella y sus manías, su política, sus manos, sus mentiras perfectas, sus ojos necios; Ella y esa voz inexplicable, esas ganas insoportables de ser existiendo toda una vida juntas. Ella es musa, es canción, es poema, es ensayo, es libro, es perfectamente un ser imperfecto. Es Ella. 

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