Tuesday, May 14, 2013

Sin Filtro.

Olvido de nuevo tu memoria, saboreo tus recuerdos. Veo por lo pronto tus mejillas sonrojadas, el rosa natural de tus labios, la sonrisa oculta detrás de un "te quiero", que un día con mucha suerte escuché salir de tu boca escurriéndose con tanta facilidad que lo hacía parecer mentira. Y, mi amor, lo sé. Lo era. Pero no mi amor, sino el tuyo. Mi amor de juventud, el tuyo carnal y deseoso. ¿Cómo pudiste? Pues así tan fácil, te fuiste. Maldigo mi ingenuidad, mi sobra de inocencia, mi necesidad de mentiras, tuyas, o mías, o mejor dicho las que yo  misma me hice creer, da igual, todas mentiras. 

Te entiendo. 
No. No es cierto, no logro comprender ni un centímetro de ti ni de tu existir. Ni siquiera puedo entender éste amor. Qué patética ¿no? Por supuesto, claro que lo soy, está en mí. Está en mí, mantener relaciones así, tan ilógicas. Já. 

Seguiré en ti, siempre. Sigo sintiendo todas y cada una de tus dulces palabras acariciando mis ojos, oídos y labios, así como yo acaricié tus piernas sin tocarlas. 

Un día encenderé un pitillo, un día como hoy, pero no, otro con más valor. Mientras, te fumaré despacio, el mejor toque de mi vida y el último de la tuya en mi memoria. Tú. Tú serás la nicotina. ¿Acaso ya es así? Entonces es por eso que no logro deshacerme de ti. Ahora que lo veo así pienso que sucede que eres un cigarro sin filtro, te faltó ése importante elemento que reduce el daño que me causas al fumarte. Aun así el daño estaría hecho, igualmente sería menor. Pero te fumé. Te disfruté. Te disfruté tanto, tanto... Y me dañaste tanto. Me dañé. Entonces ¿quién dañó a quién? Yo. Yo. Yo. A mí. Y sabes, fue todo un placer dejarme horadar por tus afilados latidos, siempre tan punzantes en mi débil y ahumado pecho. 
Gracias, mi amor. 

No comments:

Post a Comment